jueves, 3 de mayo de 2012

Sobreponte a los obstáculos


En todos los entornos empresariales vemos lo mismo: un millón de excusas para no pagar el precio. “Si me hubiesen dado una oportunidad” o “si mi jefe me apreciase un poquito más y confiase en mí, podría haber obtenido tal resultado”; esto son solo excusas. Es cierto que existen obstáculos y distracciones en el camino, pues siempre que intentas algo aparecen dificultades, pero no puedes permitir que te frenen. Si te enfrentas a un muro, no te rindas. Descubre cómo saltarlo, rodearlo o incluso atravesarlo.

Tienes que mantener tu plan y tu objetivo. Son muchos los que quieren reducir su propio nivel, al ver que no alcanzarán un determinado resultado, y sin duda muy pocos quienes lo consiguen utilizando atajos. Hay que buscar el éxito de una forma honesta, planteándose objetivos y comprometiéndose con ellos. Nuestra sociedad tiende a dar mucho glamour a la consecución del éxito, sin tener en consideración el proceso para obtenerlo. ¿Qué ocurre cuando tienes un consejero delegado con una gran idea pero sin personas para ponerla en práctica? Si no tienes todas las piezas en su sitio, especialmente en las primeras líneas, esa gran idea no tiene ningún significado. Puedes tener a los mejores vendedores del mundo, pero si quienes fabrican el producto no son buenos, este tampoco lo será y nadie lo comprará.

Los gestores, igual que los entrenadores, han de encontrar la manera de utilizar los talentos individuales de modo que rindan lo mejor posible y sirvan a los intereses de la compañía. Todo este proceso conlleva generosidad. En nuestra sociedad, es frecuente hablar de lo difícil que resulta realizar una actividad en equipo y generosamente, en vez de ser una superestrella. Tendemos a ignorar o a no respetar todas esas partes que hacen que el éxito sea posible. El talento puede ganar partidos, pero el trabajo en grupo, con inteligencia, es lo que hace a un equipo ganar campeonatos.

Todo lo que he alcanzado a lo largo de mi carrera tiene su origen en la aplicación de unos fundamentos básicos. No importa lo que hagas ni la posición en la que estés, no puedes olvidar tus principios si quieres ser el mejor. La realidad es que muchas personas no quieren enfrentarse a esto y buscan una satisfacción inmediata, saltándose incluso los pasos más esenciales. Están tan centradas en crear una obra de arte que no le dan importancia a las escalas ni a las medidas. Puede que así lideres las primeras etapas, pero al final esa falta de atención al entorno y al equipo te acabará alcanzando y te hará fracasar. En el instante en el que te apartes de los fundamentos, ya sea una técnica adecuada, una ética del trabajo o una preparación mental, terminará desapareciendo el suelo en el que te apoyas y perderás el partido, el proyecto o tu puesto de trabajo. Solo cuando seas capaz de entender cuáles son los cimientos en los que se sustenta tu objetivo o tu trabajo, serás capaz de tener la visión global necesaria para alcanzar el éxito.

El conocimiento de los temas más básicos permite operar con más inteligencia. Este concepto puede parecer sencillo, pero no lo es. Has de monitorizar esos fundamentos de forma continua, pues lo único que cambia en ellos es la atención que les prestes. Los principios son inmutables: hay una forma correcta y otra incorrecta de realizar las cosas. Si eres capaz de tener tus fundamentos, tus ideales, tus ideas y tu ética claros y respetarlos, todo lo que está a tu alrededor crecerá, incluido tú.




Michael J. Jordan

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