En todos los entornos empresariales
vemos lo mismo: un millón de excusas para no pagar el precio. “Si me
hubiesen dado una oportunidad” o “si mi jefe me apreciase un poquito más
y confiase en mí, podría haber obtenido tal resultado”; esto son solo
excusas. Es cierto que existen obstáculos y distracciones en el camino,
pues siempre que intentas algo aparecen dificultades, pero no puedes
permitir que te frenen. Si te enfrentas a un muro, no te rindas.
Descubre cómo saltarlo, rodearlo o incluso atravesarlo.
Tienes
que mantener tu plan y tu objetivo. Son muchos los que quieren reducir
su propio nivel, al ver que no alcanzarán un determinado resultado, y
sin duda muy pocos quienes lo consiguen utilizando atajos. Hay que
buscar el éxito de una forma honesta, planteándose objetivos y
comprometiéndose con ellos. Nuestra sociedad tiende a dar mucho glamour a
la consecución del éxito, sin tener en consideración el proceso para
obtenerlo. ¿Qué ocurre cuando tienes un consejero delegado con una gran
idea pero sin personas para ponerla en práctica? Si no tienes todas las
piezas en su sitio, especialmente en las primeras líneas, esa gran idea
no tiene ningún significado. Puedes tener a los mejores vendedores del
mundo, pero si quienes fabrican el producto no son buenos, este tampoco
lo será y nadie lo comprará.
Los gestores,
igual que los entrenadores, han de encontrar la manera de utilizar los
talentos individuales de modo que rindan lo mejor posible y sirvan a los
intereses de la compañía. Todo este proceso conlleva generosidad. En
nuestra sociedad, es frecuente hablar de lo difícil que resulta realizar
una actividad en equipo y generosamente, en vez de ser
una superestrella. Tendemos a ignorar o a no respetar todas esas partes
que hacen que el éxito sea posible. El talento puede ganar partidos,
pero el trabajo en grupo, con inteligencia, es lo que hace a un equipo ganar campeonatos.
Todo
lo que he alcanzado a lo largo de mi carrera tiene su origen en la
aplicación de unos fundamentos básicos. No importa lo que hagas ni la
posición en la que estés, no puedes olvidar tus principios si quieres
ser el mejor. La realidad es que muchas personas no quieren enfrentarse a
esto y buscan una satisfacción inmediata, saltándose incluso los pasos
más esenciales. Están tan centradas en crear una obra de arte que no le
dan importancia a las escalas ni a las medidas. Puede que así lideres
las primeras etapas, pero al final esa falta de atención al entorno y al
equipo te acabará alcanzando y te hará fracasar. En el instante en el
que te apartes de los fundamentos, ya sea una técnica adecuada, una
ética del trabajo o una preparación mental, terminará desapareciendo el
suelo en el que te apoyas y perderás el partido, el proyecto o tu puesto
de trabajo. Solo cuando seas capaz de entender cuáles son los cimientos
en los que se sustenta tu objetivo o tu trabajo, serás capaz de tener
la visión global necesaria para alcanzar el éxito.
El
conocimiento de los temas más básicos permite operar con más
inteligencia. Este concepto puede parecer sencillo, pero no lo es. Has
de monitorizar esos fundamentos de forma continua, pues lo único que
cambia en ellos es la atención que les prestes. Los principios son
inmutables: hay una forma correcta y otra incorrecta de realizar las
cosas. Si eres capaz de tener tus fundamentos, tus ideales, tus ideas y
tu ética claros y respetarlos, todo lo que está a tu alrededor crecerá,
incluido tú.
Michael J. Jordan

No hay comentarios:
Publicar un comentario