Se llama Hotel Burj Al Arab. Y está en Dubai. Cuenta con 200 suites,
un restaurante bajo el mar, y en su confección hay mármol italiano de
Statuario, el mismo que empleó Miguel Ángel para sus magníficas y
mundialmente conocidas esculturas. Pero su interior también esconde un
trocito de España: los suelos y las paredes de la recepción, los cercos
de los ascensores y los baños de las habitaciones están revestidos de
‘silestone’, una superficie de cuarzo made in Spain. En total, 15 metros
cuadrados que la compañía almeriense Cosentino envío desde Macael a
Dubai en 42 contenedores.
Gran mercado
En el Golfo Pérsico (Arabia Saudí, Barhein, Emiratos Árabes Unidos
-EAU-, Kuwait, Omán y Qatar) se estima que hay más de dos billones de
euros en concursos, licitándose o pendientes de licitar. Por ejemplo, el
ayuntamiento de la localidad de Yeda ha anunciado recientemente, en
boca del ministro saudí de Asuntos Municipales y Rurales, que está listo
para recibir las ofertas pertinentes para el proyecto de construcción
del metro en esta ciudad. Un sector donde España ha demostrado ser muy
competitivo. Pero hay más: infraestructuras de transporte,
turismo, empresas de servicios, energías renovables, banca, educación,
muebles, decoración, iluminación… Tampoco conviene olvidar el plan “Qatar Visión 2030”,
que prevé unas inversión de 100.000 millones de dólares en
infraestructuras: metro de Doha (con líneas de metro ligero y de alta
velocidad que conecten Arabia Saudí con Barhein), carreteras y las
infraestructuras necesarias para dar soporte a la Copa del Mundo de Fútbol en 2022.
Un dato: solo las exportaciones españolas a EAU, en el sector de la
industria auxiliar mecánica y materiales de construcción, se han
incrementado en un 9,3% de enero a agosto de 2012, alcanzando una
facturación de 91 millones de euros.
Competencia
¿Problema? El panal es tan rico, que la lucha es encarnizada. Una
pugna donde España tiene que lidiar con empresas de otros países como
Francia, Alemania o Estados Unidos, con muchos más años de experiencia
en la zona. Y es que estos países, a finales de la década de los 90,
vieron ya la oportunidad de hacer negocio en esta región. Una piedra en
el camino que no debe ser obstáculo para intentar dar el salto. Porque
si se llevan los deberes bien hechos, el éxito puede estar asegurado. Una muestra de ello es la concesión del tren de alta velocidad entre Medina y La Meca (Arabia).
Enclave privilegiado
¿Otras armas de seducción de la zona? Todos los países están en
proceso de apertura, y quieren potenciar la inversión y los negocios.
Sin olvidar su interesante posición estratégica, siendo vía de acceso a
países asiáticos como India, pero también Pakistán, China e Irán.
Eso sí, para poder entrar en el mundo árabe hay que saber esperar y
saber ganarte su confianza. Además, las negociaciones, si la oferta es
interesante, pueden ser muy breves. Y es obligatorio contar con un socio local, que puede ser privado o una institución del gobierno.
Desembarco
La lista de empresas españolas que han dado el salto al Golfo Pérsico
no ha parado de crecer desde la década de los años 70 del pasado siglo
XX. Dragados, Initec, Cobra, Hidrola y Ferrovial fueron algunos de los
pioneros. Un desembarco que fue más una búsqueda puntual de
oportunidades que una apuesta estratégica hacia una zona en pleno
crecimiento.
Una década después, pymes especializadas en materiales de
construcción y equipamiento exploraron el potencial de la región. Pero
no fue hasta la Guerra del Golfo (1991) cuando Repsol, Cepsa o Santa
Bárbara firmaron grandes contratos de petróleo y defensa, y cuando
comenzaron a cuajar los grandes proyectos de plantas desaladoras y
petroquímicas.
asesoresdepymes.com

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